La mitocondria trabaja dentro de la célula para proporcionar la energía que esta necesita. Sería como el motor de un coche quemando carburante para que este pueda moverse. La diferencia es que en la célula habría muchos motores quemando carburante para cubrir todas sus necesidades.
Para sobrevivir, las células de nuestro organismo necesitan glucosa, ácidos grasos y aminoácidos que obtienen de los alimentos que comemos. La degradación de la glucosa se produce inicialmente fuera de la mitocondria en un proceso llamado glucolisis que aporta algo de energía.
Sin embargo, las moléculas derivadas de la glucosa pueden entrar en la mitocondria y si hay oxígeno disponible sufrir un proceso de oxidación dando lugar a otra molécula llamada acetil-CoA. De igual modo la degradación de ácidos grasos y aminoácidos producen acetil-CoA.
Y es dentro de la mitocondria donde tiene lugar la oxidación de la acetil-CoA y otras reacciones subsiguientes generando el mayor aporte energético para la célula. Los acontecimientos que tienen lugar dentro de la mitocondria proporcionan a la célula la máxima energía. Todo este proceso necesita oxígeno que al igual que en los coches, permite la combustión del carburante, para generar CO2.
Cuando nos alimentamos mal, recalentamos este fantástico motor, que empieza a producir toxinas, como cuando el motor del coche quema mal, y expulsa una enórme cantidad de humo negro y tóxico. Estas toxinas, que llamamos oxidantes, dañan nuestro organismo de manera lenta y constante y se ha visto que aumentan el riesgo de desarrollar todas las enfermedades mas comunes, incluyendo las cardiovasculares, las neurodegenerativas, las auatoinmunes y el cancer.
Por tanto el papel que desempeña la mitocondria es clave para el correcto funcionamiento de las células, los tejidos y los órganos. Si entrenas tus mitocondrias cuidas tu salud.
En ausencia de alimentos, el organismo activa todos los mecanismos de supervivencia y lleva a las mitocondrias a trabajar duramente para generar la máxima energía para la célula. Cuando comemos hay mayor disponibilidad de metabolitos y las mitocondrias apenas trabajan.
Apagar y encender la actividad mitocondrial es el mejor entrenamiento. Reducir la ingesta de alimentos y espaciar las comidas pone a trabajar a nuestras mitocondrias. De este modo se garantiza la salud de las mitocondrias, de las células, de los tejidos y de los órganos.